Dos futuros y dos almas gemelas, demasiado para una sola persona, y tan injusto que
no iba a ser yo la única que pagara por ello.
El tormento de Jacob parecía un alto precio. Me arrugué al pensar en ese precio. Me
pregunté si no habría vacilado de no haber perdido ya a Edward en una ocasión y no
haber sabido cómo era la vida sin él. No estaba segura, pero parecía que ese
conocimiento formaba ya parte de la esencia de mi ser, no podía imaginar cómo me
sentiría sin ello.
—Él es como una droga para ti —Jake habló con voz pausada y amable, sin atisbo de
crítica—. Ahora veo que no eres capaz de vivir sin él. Es demasiado tarde, pero yo
hubiera sido más saludable para ti, nada de drogas, sino el aire, el SOL.
Las comisuras de mis labios se alzaron cuando esbocé una media sonrisa.
—Acostumbraba a pensar en ti de ese modo, ya sabes, como el sol, mi propio sol. Tu
luz compensaba sobradamente mis sombras.
El suspiró.
—Soy capaz de manejar las sombras, pero no de luchar contra un ECLIPSE.
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